A la larga siempre se acepta lo irremdiable por el bien de uno.
Por ejemplo la muerte de alguien que amamos es irremediable y el duelo nos ayuda a aceptarla aunque siga doliendo toda la vida.
También si alguien te abandona, ni modo que insistamos en que esa persona se quede uno, debemos aceptar que se quiera ir irremediablemente y encontrar otros lazos.
Otro ejemplo es que te despidan de un trabajo. Por más que nos guste ese trabajo si nos despiden hay que aceptarlo y buscar otro irremediablemente.
.
