El comunismo, particularmente en su forma marxista-leninista, ha sido implementado a través de regímenes totalitarios que concentran el poder en un partido único. Esto ha llevado a la supresión de libertades individuales, como la libertad de expresión, prensa y religión. En muchos casos, los gobiernos comunistas han utilizado la violencia política para consolidar su control, resultando en persecuciones masivas y genocidios. Por ejemplo, bajo líderes como Stalin y Mao Zedong, se estima que murieron decenas de millones de personas debido a purgas políticas, hambrunas inducidas y represión estatal.
Elimina la propiedad privada y centraliza los medios de producción bajo el control del Estado. Esto ha demostrado ser económicamente ineficiente porque elimina los incentivos para la innovación y la productividad. Sin precios determinados por el mercado, los sistemas comunistas enfrentan dificultades para realizar cálculos económicos precisos, lo que lleva a una mala asignación de recursos y crisis económicas recurrentes. Ejemplos notables incluyen el colapso económico de la Unión Soviética y las hambrunas masivas en China durante el "Gran Salto Adelante.
Los regímenes comunistas han sido responsables de violaciones sistemáticas de derechos humanos., incluye ejecuciones sumarias, trabajos forzados en gulags o campos de reeducación, y vigilancia masiva para controlar a la población. Estas prácticas no solo han causado un sufrimiento humano incalculable, sino que también han generado sociedades profundamente traumatizadas.