La lluvia tiene muchos porqués, no somos el centro de ninguno de ellos... La lluvia cae por el ciclo del agua, por el ciclo de la vida, porque el mundo no se va a parar por nosotros: eso nos hace fuertes, o más bien adaptables. La selección natural premia al que mejor se adapta. Muchas gente se pierde cuando llevamos está metáfora a la parte social, porque funciona de forma aleatoria. La lluvia es siempre dura: siempre te adaptas a ella. No le pides humanidad, ni piedad, simplemente ves llover y sabes que debes adaptarte. Pero en la sociedad tú te adaptas al entorno, y el entorno se adapta a tí, o 50% 50%, o a veces mucho o poco o a veces nada. Pides piedad porque a veces es sí, pides un mínimo de adaptabilidad de los demás para contigo. Te obliga todo esto a ser fuerte, pero ni la lluvia salió ni el sol se escondió para que seas fuerte, no eres (somos) tan importante. Pero te toca adaptarte, sobrevivir, es parte del proceso. Es lo hermoso de la naturaleza: la muerte puede darte el peor de los disgustos llevándose a alguien que quieres, puedes traumarte con un incendio, un terremoto o una inundación, puede ser lo peor que te pase en la vida, pero no era la naturaleza queriendo que seas fuerte, sino siguiendo su curso normal en el que te tocó estar en medio, como la hormiga que se ahoga cuando alguien tira un cubo de agua a la calle. Tampoco la sociedad te quiere más fuerte, si bien te juzgará por no serlo, o te victimizará, ya no sabemos. La sociedad sigue su curso, nadie piensa en darte una lección, directamente no piensan en ti, ni en mi, ni en nadie que no seamos nosotros mismos